Para los padres de familia, que su hijo se gradúe del colegio representa una inmensa alegría; pero significa también una gran preocupación, pues costear una carrera no es fácil. A pesar del desafío económico, en Colombia el número de personas que acceden a la educación superior ha aumentado en los últimos años. De hecho, mientras que en 2015 se matricularon 2,18 millones de estudiantes, en 2016 la matrícula fue de 2,38 millones, según cifras de la firma consultora Euromonitor International.
Así como ha aumentado la cantidad de universitarios, también lo han hecho los costos de las matrículas. Pero los salarios de los trabajadores no han crecido al mismo ritmo. Para una familia colombiana de bajos y medianos recursos, la posibilidad de que su hijo acceda a estudiar en una institución privada de alta calidad es limitada, como sustenta el Observatorio de la Universidad Colombiana. Entre 2007 y 2014, el salario mínimo aumentó 42 %, mientras que el costo de la educación superior en las matrículas ascendió entre un 80 % y un 120 % en promedio durante el mismo periodo.
De acuerdo con el Observatorio, en 2007 el costo de la matrícula para un estudiante de primer semestre de cualquiera de las 30 primeras universidades privadas colombianas en el ranking QS era de 13,1 salarios mínimos legales vigentes (smlv), en promedio; para 2014 fue de 14,44 smlv. Siguiendo este crecimiento, adaptado a los precios de 2017, se puede estimar que, en el país, estudiar en una universidad de élite significa una inversión de 9‘995.730 pesos por semestre en promedio. Si se multiplica esta cifra por los 8 semestres que dura una carrera, el valor total del estudio de una sola matrícula es de 79.645.842 pesos; si la carrera fuera de 10 semestres, el costo ascendería a 99.5557.300 pesos. Esto sí y solo sí, el precio del semestre se mantuviera año tras año.
De acuerdo con la firma consultora B.O.T., el precio de las matrículas también ha subido muy por encima de la inflación en los últimos años. Entre 2009 y 2015, la inflación fue del 2,8 % anual, mientras que en promedio las matrículas subieron un 4,8 % anual. “A manera de ilustración, una matrícula que costaba 100 pesos en 2009, en 2015 ya costaba 132 pesos, cuando solo debería valer 118 pesos si se ajustara a la inflación”, explica Daniel Aldana, director de B.O.T.
Sin embargo, de acuerdo con Aldana, la ‘época de las vacas gordas’ para el sector podría estar cerca de su fin. Para los años venideros se pronostica la disminución del número de estudiantes y un consecuente incremento de la competencia entre universidades. “Según el Dane, con el paso de los años, el número de jóvenes va a ser cada vez menor de aquí al 2020; además, los graduados de 11 están disminuyendo. Esta situación provocará que menos estudiantes asistan a las universidades y las presiones se harán más fuertes. Si en dicho contexto no se agrega una creciente habilidad gerencial de la dirección universitaria, podremos encontrarnos con que muchas instituciones de educación superior empezarán a enfrentar problemas financieros”, cuenta el experto.
Índice de precios de matrícula para educación
superior
Entre 2009 y 2015, los precios de matrícula en educación superior subieron en total 14 puntos por encima de la inflación.
Fuente: Estados financieros recopilados por el Ministerio de Educación; muestra de 143 instituciones de educación superior con información completa (Sistema Nacional de Información de Educación Superior); análisis de B.O.T.
La calidad es lo que cuesta
Ciertamente hay carreras y universidades que son más caras que otras. Por ejemplo, Medicina es actualmente la carrera más costosa en el país y la Universidad de Los
Andes es la de mayor valor. Esta institución, que es la segunda mejor del país de acuerdo con el último ranking regional de QS, cobra por semestre de Medicina 21‘912.000 de pesos y por las demás
carreras 15‘402.000 de pesos.
Según su rector, Pablo Navas, los precios son el reflejo de lo que la institución tiene para ofrecer a sus estudiantes. “La educación de calidad es costosa en todas partes del mundo. Hay elementos esenciales, como la trayectoria y compromiso de los profesores que hacen la diferencia. Ya tenemos más de 500 docentes de tiempo completo con PhD. Esto es uno de los factores que hace que la estructura de costos sea muy superior a otras que se basan primordialmente en profesores de cátedra”, dijo.
“La estrategia de Los Andes es ser de muy alta calidad y también tener un precio muy alto. Pero al mismo tiempo no está compitiendo por tener más estudiantes. Otras instituciones, en cambio, están permanentemente tratando de mantenerse y aumentar un poco su población estudiantil”, complementa Aldana.
La universidad que sigue es La Sabana, que se posiciona en el sexto lugar de la clasificación QS. Si se tienen en cuenta los 23 programas de pregrado, en promedio, los costos de un semestre llegan a 10,1 millones de pesos sin contar Medicina, que cuesta este año 18,5 millones de pesos cada semestre.
Para Obdulio Velásquez, rector de La Sabana, la alta calidad es el único medio para garantizar la visión de la universidad. “Los precios de nuestras matrículas reflejan una oferta académica de alta calidad, internacional y con relevancia práctica”, cuenta.
La tercera institución de precios más elevados es la Javeriana, que aparece en el cuarto lugar en QS. El valor promedio del semestre en sus34 carreras de pregrado —excluyendo Medicina— llega a 8,9 millones de pesos; siendo Arquitectura y Diseño Industrial las de mayor costo con 11,5 millones de pesos. Para los médicos, el semestre cuesta 19,1 millones de pesos.
Lo que vale estudiar en las mejores universidadwes del país, según QS
Para poder calcular la matrícula en las universidades públicas se tienen en cuenta factores como el valor de la pensión del colegio, el carácter del colegio, el estrato de la vivienda, el lugar de residencia, tipo de propiedad de la vivienda, los ingresos de la familia y el número de hijos.
¿Vale la pena pagar tanto?
Del otro lado de la balanza están las universidades públicas que, a pesar de los grandes retos financieros que tienen, compiten en calidad. En estas instituciones,
el valor de la matrícula está supeditado a una serie de variables, como por ejemplo, el valor de la pensión del colegio, el estrato de la vivienda, los ingresos familiares, el carácter del
colegio, el lugar de residencia o el número de hijos.
Aunque las instituciones oficiales están subsidiadas en parte por el Estado, han logrado posicionarse en los primeros lugares de los rankings gracias a que se han decantado principalmente por contribuir a la investigación en el país. Ignacio Mantilla, rector de la Universidad Nacional, afirmó que su institución destina cerca del 25 % de su presupuesto a la investigación. En el QS, la Nacional se encuentra en el primer lugar, la de Antioquia ocupa el quinto puesto, la del Valle el noveno y la Industrial de Santander está en el décimo.
Sin embargo,más allá de la posición en un ranking, a los universitarios les importa el sueldo que recibirán apenas se gradúen. De hecho, el salario de los futuros trabajadores en gran medida depende de la universidad de la que provengan. Según el Ministerio de Educación Nacional (MEN), el salario promedio de enganche de un egresado de una universidad privada acreditada en alta calidad es de 1‘899.592 pesos.
Las posibilidades de empleabilidad varían dependiendo de la carrera y de la institución, pero, de acuerdo con cifras del Observatorio Laboral, un ingeniero industrial obtiene una remuneración de 2‘875.850 pesos si estudió en la Universidad de los Andes y 1‘578.515 pesos si se graduó de la Nacional, aproximadamente.
Lo cierto es que la elección de una universidad privada, pública o acreditada en alta calidad está directamente conectada a las oportunidades laborales que recibirá a futuro el egresado. Pero ante este panorama y gran desafío de costear una matrícula, la gran pregunta a resolver es: ¿cuánto más pueden pagar los colombianos?
Este artículo hace parte de la edición 27 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre cómo garantizar desde hoy la educación superior de su hijo no dude en comunicarse con uno de nuestros asesores.